MIEDOS
-¿Tienes alguna idea de que quiere hablar?- inquirí perpleja.
-No hija, solo me dijo que no quería que hubiera nadie en la casa aparte de ustedes dos, ni siquiera tú Edward- repuso con calma mirando a Edward.
-¿De que querrá hablar para que tengamos que irnos de aquí?-preguntó Rosalie confundida.
-No lo sé Rose pero por la seriedad con la que me lo dijo supongo que es un tema importante y delicado para ella- contestó Carlisle con preocupación volviendome a mirar. Sus miradas se me hacian muy sospechosas, me miraba como si estuviera a punto de morirme o algo parecido, una gran pena traspasaba su mirada y eso hacía que me pusiera mucho más nerviosa de lo que ya estaba.
-Edward, sirve de algo y dinos en que está pensando Nessie- lo presionó Alice poniendo mala cara.
-Eso intento pero solo piensa en los nombres de los presidentes de los Estados Unidos- respondió Edward extrañado y con el ceño fruncido –No veo nada más que eso, no me lo permite.
-¿Eso quiere decir que no quiere que nos enteremos verdad?- preguntò Jacob con tristeza. Esta era la primera vez que Nessie le ocultaba algun secreto.
-No genio, eso quiere decir que va a venir a contarnos lo que quiere hablar con Bella en privado- replicó Rosalie con sarcasmo y entornando los ojos –Por supuesto que no quiere que nadie se entere, perro.
-¡Chicos basta!- los reprendió Esme - ¿Qué nunca dejarán de pelear?, Jacob sé que no soy tu madre y que no tengo el derecho de regañarte pero te quiero como si fueras mi hijo y tú Rosalie ya deja de meterte con èl- dijo señalando a Jacob -¡Dios¡ ¿no pueden convivir como personas civilizadas?- Esme estaba muy molesta. Pocas eran las veces que intervenía en alguna conversación, así como pocas veces reprendía a sus hijos.
Todos nos quedamos mudos d ela impresión al ver a Esme tan enojada.
-Lo siento Esme- se disculpó Jacob agachando la cabeza.
-Sí, perdón mamá- conincidió Rosalie un poco avergonzada.
-Bien, ahora lo más importante es Renesmee, así que en este momento se van a sus habitaciones y se cambian de ropa porque nos vamos de compras a Port Angeles y no podemos ir vestidos así- les ordenò disgustada.
Fue muy gracioso ver como todos agachaban la cabeza con resignación ante la orden de Esme, bueno todos menos Alice que estaba màs que feliz al saber que irian de compras.
-¡¿Y que estan esperando?¡ vayan a cambiarse- los apresuró. No hubo ninguna necesidad de repetir la orden, puestoq ue todos salieron corriendo al piso de arriba. Edward me dio un fugaz beso y los siguió.
Abajo solo quedamos Esme, Jacob, Seth y yo.
-¿Nos van a acompañar?- les preguntó Esme levantando una ceja.
-Claro- dijeron en unísono.
-Entonces tienen que ir a cambiarse, nos vemos afuera del centro comercial en veinte minutos- contestò Esme de manera cortante.
Ambos asintierón y salieron disparados de la casa. Escuché el rugido del motor del auto de Jake cuando lo pouso en marcha y se fueron.
-Wow Esme, nunca te había visto actuar de ese modo- la felicité sin salir de mi asombro
-Y no me gusta hacerlo poruqe son buenos chicos- me aseguró con ese tono maternal que la hacía única- pero un buen jalón de orejas de vez en cuandoi no les viene nada mal- agregó riendo;: yo me uni a ella. –Bella cariño, Nessie te está esperando- me recordó con ternura cuando paramos de reír.
-Lo sé, en un momento subo- dije forzando una sonrisa
-Está bien cielo, yo me encargó de que nadie esté en casa en un buen rato- contestó dandome un beso en la mejilla, despues desapareció por las escaleras.
Me quedé completamente sola. Sabía que Nessie me necesitaba pero yo estaba muy nerviosa en este momento como para hablar con ella. Así que decidí ir a cambiarme la ropa antes de enfrentarme a Nessie.
Salí corriendo rumbo a mi cabaña. La lluvia empezaba a caer con más fuerza, por lo que corrí lo más rápido posible, pero aún así no pude evitar mojarme un poco.
Cuando entré, el aroma de la madera quemandose en la chimenea me tranquilizó un poco. Agradecía enormemente que Edward hubiera decidido cambiarse en la casa que aquí. No quería admitirle que no tenía la menor idea de que decirle a mi hija. No estaba lista para eso. Aun no.
Entré al armario y tomé lo primero que tenía a mi alcance. Unois deslavados pantalones de mezclilla, una playera de algodón en color azul, unos zapatos deportivos blancon y una sudadera del mismo color. Tambien deshice mi peinado dejando mi cabello suelto en la espalda.
Me salí de mi habitación y fui junto a la chimenea. Necesitaba pensar un poco antes de ir con mi hija. Tomé una fotografía en donde Nessie aparentaba tener siete añitos y me senté en uno de los sillones de frente al fuego.
No sabía que hacer. Renesmee era mi hija,era parte de mí y entendía lo que sentía por Jacob. Él era su futuro, fueron hechos el uno para el otro y nadie podía cambiarlo, ese era su destino. Aunque Nessie tenía la opción de estar o no con Jake, al final estarían juntos para toda su vida.
Pero era pronto, solo han pasado cinco años y no he tenido tiempo suficiente para preparame. Sabía que este día llegaría en algún momento, solo que el tiempo pasó demasiado rápido. Renesmee siempre será mi pequeña, aunque haya dejado de serlo hace poco tiempo. Ahora era una mujer y necesitaba mi ayuda para hacer bien sus papel.
Necesitaba a su madre. Una madre dispuesta a escucharla y aconsejarla. Que la ayude a entender lo que pasa por su mente. Que la guíe en el camino de la vida. Que la levante cada vez que caiga y la impulse a seguir adelante. Esa clase de madre tenía que ser yo para ella.
Debía tragarme mis miedos, para poder guiarla. Pero…………¿A que le temía? ¿A que me dijera que estaba enamorada de Jake? Eso era algo que ya sabía ¿A que aceptara que que lo desea mas que otra cosa en el mundo? Eso tambien lo sabía. Así que…….por que temerle a algo de lo que estaba conciente, incluso antes de que Nessie se diera cuenta.
Además es mi hija y como su madre tenía que saber que decirle. Ese ara mi deber y la iba a defraudar.
-Cielo santo Bella, se valiente, te has enfrentado a cosas peores que esta- murmuré para mis adentros. No era posible que despues de todo lo que pasé durante mi existencia humana, le temiera a una simple conversación con mi hija.
¡No, eso era absurdo!
Me levanté del sillón con rapidez. Volví a poner la fotografía en su lugar e inmediatamente salí de la cabaña sin darme tiempo a echarme para atrás.
En cuanto entré a la casa me di cuenta que ya no había nadie excepto Nessie y yo
Subí las escaleras y en menos de un segundo estaba frente a su habitación. Suspiré y luego golpee suavemente la puerta con los nudillos.
-Pasa, mamá-dijo Nessie desde el interior.
Abrí la puerta lentamente, la habitación había recuperado su aspecto normal, en lugar del cuarto de hospital que tenía unas horas atrás.
También estaba un poco diferente a como era antes de que Nessie la ocupara. Empezando desde en color dorado que antes cubría las paredes ya hora estaban cubiertas por un tapiz en color rosa pastel. La alfombra seguía siendo la misma que antes. El sofá era otra cosa que había cambiado pasando del negro al dorado.
De igual manera la cama la habían cambiado, ya no era la de la cabecera negra, hecha de hierro forjado, ahora era una hecha de oro con pequeñas flores de tonos pastel en el contorno de la cabecera. Desde el techo caía un delgado y suave dosel de color dorado que llegaba hasta el piso. La cama estaba cubierta por un cobertor también dorado solo que un poco más obscuro que la alfombra y el dosel, y sobre él habían muchos cojines de diferentes tamaños y formas. Todos estos eran rosas.
Los estantes seguían ahí, solo que ahora no solo estaban repletos de CD´s, si no también de todos los libros que le habíamos regalado desde que aprendió a leer. Y lo que no podía faltar en la habitación de cualquier chica: un tocador lleno de artículos de belleza y un inmenso espejo de cuerpo completo.
Nessie estaba de espaldas a mí, acomodándose la camiseta de la pijama que se había puesto.
Mi cuerpo se lleno de felicidad al ver a mi hija tan llena de vida. Hace unas horas su piel lucía igual o más pálida que la mía, haciendo a un lado el hermoso rubor de sus mejillas, ahora sin embargo no solo había recuperado ese rubor si no que parecía que nada hubiera pasado, incluso su corazón se escuchaba como siempre, igual al aleteo de un colibrí.
-Nessie cariño, ¿Cómo te sientes?- le pregunté acercándome a ella con mucho cuidado, como si cualquier movimiento que hiciera pudiera lastimarla.
-Muy bien mamá- me aseguró con una gran sonrisa acortando la distancia que había entre nosotras.
-Cielo, necesito que me digas que fue exactamente lo que te pasó- le pedí mientras me sentaba en la orilla de su cama.
-Yo………en realidad no lo sé- reconoció con el ceño fruncido y sentándose a mi lado con las piernas cruzadas- Todo fue muy rápido y extraño- guardó silencio –Recuerdo que primero sentí una presión en el pecho que no me dejaba respirar y de repente me dio un terrible mareo que ni siquiera me dio tiempo de reponerme de la opresión, y eso me dejó inconsciente, después ya no supe nada mas.
-¿Y cuando despertaste?- dije atrapando un mechón de cabello que se le había escapado de la coleta que se había hecho.
-Mi abuelo me estaba sacando sangre- me mostró la parte interna de su codo derecho, donde tenía una pequeña venda –Odio las agujas-comentó haciendo un mohín.
-También yo- ambas nos reímos.
Cuando dejamos de hacerlo, me obligue a que mi voz sonara un poco más seria.
-Carlisle me dijo que querías hablar conmigo- ella desvió la mirada sonrojándose un poco -¿Qué es cielo? Sabes que puedes decirme lo que quieras ¿verdad?- ella asintió.
-Sí pero…te importaría poner tu escudo a nuestro alrededor- la miré extrañada, para que quería que lo pusiera si Edward ya no estaba en la casa –Solo por si papá se escapa y viene a husmear- agregó entre divertida y molesta al ver mi expresión.
-Claro que sí- sonreí nerviosamente. Cerré los ojos para concentrarme y sacar mi escudo. De inmediato sentí como se expandía el escudo a nuestro alrededor. Cada vez era más fácil hacerlo, pues continuamente estaba practicando. Una vez que el escudo estaba afuera abrí mis ojos, enfocándolos de nuevo en mi hija.
-Me gustaría que me dieran más privacidad, en especial papá- susurró con un suspiro –pero sé que no es culpa suya tener un oído tan desarrollado, es parte de lo que son- agregó encogiendo los hombros con indiferencia.
- no sabía que eso te molestaba Nessie- dije un poco extrañada. Nunca antes me lo había mencionado.
-No me molesta, es solo que me gustaría ser más…..normal- se rió de su propio comentario –que no hubiera necesidad alguna de que los demás salieran de la casa para poder hablar contigo con libertad, pero sobre todo me gustaría poder pensar lo que yo quiera sin que “alguien” se entere- esto último lo dijo con un toque de ironía.
-Sabes que eso es inevitable cariño, pero no lo hacemos con el fin de molestarte—le aseguré haciéndole una caricia en la mejilla.
-Ya sé mamá, pero no es agradable no poder pensar lo que yo quiera sin que mi papá se entere-rezongó con frustración – una de las razones por las que quise hablar contigo es porque el no puede leer tu mente- señalo con una sonrisa de complicidad.
-¿Solo por eso?- pregunté con falsa molestia.
-Claro que no mamá- repuso entre risas –También lo hice porque eres mi madre, porque me entiendes mejor que nadie y porque eres la más indicada para hablar de lo que quiero decirte- su voz se tornó ligeramente más seria.
-¿Y que es eso que quieres decirme? Nessie- inquirí empezando a ponerme nerviosa.
Renesmee inspiró muy despacio y luego exhaló de golpe.
-¿Por qué nunca me dijeron que Jacob estaba imprimado de mí?- preguntó de manera exigente y mirándome con resentimiento.
Suspiré un poco aliviada. Esa era la primera pregunta y también era fácil de responder.
-Mira Nessie, hace algunos años le pedimos a Jacob que no te dijera nada hasta que fueras lo suficiente mayor para entenderlo y lo hicimos porque no queríamos que te sintieras atada a él por algo que nadie entiende, siempre quisimos que tuvieras la libertad de escoger a quien tú quisieras- le expliqué con ternura –Esa fue la razón por la que no te dijimos nada al respecto.
-Pero tenía derecho a saberlo- exclamó enfadada.
-Sí lo sé cariño y como te vuelvo a repetir nunca fue nuestra intención lastimarte, lo hicimos porque creíamos que así podríamos protegerte- repliqué con calma.
-Pues se equivocaron- murmuró con gran dolor.
-Lo siento Nessie, en verdad lo siento- no pude hacer otra cosa más que abrazarla con fuerza. Ella empezó a llorar, lo supe porque sentí la humedad de sus lagrimas mojar mi chaqueta.
Permanecimos así por unos minutos. Durante los cuales solo pude pensar en lo equivocados que estuvimos al pensar que Nessie estaría mejor si le ocultábamos la verdad. Antes tuvimos que pensar en las consecuencias que esto nos atraería, cuando la verdad saliera a la luz.
Me dolía ver a mi hija así, pero me dolía más saber que nosotros éramos los causantes de ese dolor. Por nuestra culpa ahora Nessie sufría como nunca antes lo había hecho ¿y lo único que podía decirle era “Lo siento”? ¿Qué clase de familia éramos si le ocultamos la cosa más importante de toda su vida?
Nessie se separó de mí y tomó un pañuelo que estaba sobre su mesita de noche para limpiarse los ojos enrojecidos.
-¿Eso no era de lo que en verdad querías hablar verdad Nessie?- había llegado el momento de abordar el tema al que tanto le temía: JACOB.
-No….bueno en parte sí pero….. hay otra cosa que quería preguntarte- admitió mirando sus manos completamente apenada
-Pregúntame lo que quieras, cielo- le dije levantando su barbilla con mi dedo índice.
-¿Cómo…como supiste que estabas enamorada de mi papá?- preguntó apenada volviendo a fijar la vista en sus manos.
-¿A que viene esa pregunta cariño?- me extrañaba que me preguntara precisamente eso. Nunca antes lo había hecho.
-Es que….quiero saber si realmente estoy……… enamorada de Jake- contestó ruborizándose –No quiero pensar que lo que siento por él solo es producto de la imprimación- agregó el dolor reflejado en su voz.
-Ay Nessie, precisamente por eso no te dijimos antes la verdad, queríamos que tú sola te dieras cuenta cuales eran tus sentimientos hacia Jacob.
-Y es por eso que necesito que me digas como supiste que estabas enamorada de mi papá- insistió con voz suplicante –Necesito saber si es lo mismo que siento por Jake.
-Está bien cariño- suspiré –Mmm… veamos, tú sabes que nuestra relación nunca fue normal- Soltamos ligeras risitas, como iba a serlo si el era un vampiro y yo una humana –Y bueno, como yo era una simple humana, pues para mí, tu padre era el ser más increíble que había conocido. Supe que estaba enamorada de él porque no podía sacarlo de mi mente, había ocasiones en las que me descubría imaginándome entre sus brazos con sus labios sobre los míos y viajando hasta las estrellas con él a mi lado- Nessie suspiro y pude ver que sus ojos brillaban de emoción.-Cuando llagaba a ausentarse a causa del clima o porque iba a cazar, yo me sentía ansiosa y preocupada, pero cuando estaba conmigo era como si nada existiera a nuestro alrededor, me sentía segura a su lado y quería estar siempre con él. Cada vez que me tocaba, una corriente eléctrica recorría mi cuerpo y cuando me besaba era como si estuviera en el cielo a lado del más hermoso ángel que haya existido. Tu padre era, es y será mi ángel- terminé con una gran sonrisa.
Nessie se quedó alucinada con lo que le dije. Me miraba fijamente con la boca abierta y las pupilas dilatadas de la emoción.
-¿Estas bien Nessie?- pregunté con suspicacia.
-Sí –aseguró con aire ausente –Es que….. eso es exactamente lo mismo que yo siento por Jake- admitió un tanto avergonzada mientras la sangre subía a sus mejillas.
-Eso yo ya lo sabía corazón- afirmé sonriendo –Como también sé lo mucho que Jake te ama, incluso podría asegurarte que él te ama más de lo que tú a él- agregué con honestidad.
-Pero él me ama porque está imprimado de mí, porque si no lo estuviera me odiaría con todo su ser- comentó con tristeza –Recuerda que él quería matarme porque le quité la vida al amor de su vida…..Tú, si yo no hubiera nacido él seguiría amándote- señalo con un poco de rencor.
-Mi vida, estoy segura que aunque Jacob no se hubiera imprimado, con el tiempo se habría enamorado profundamente de ti- repuse tomando sus manos entre las mías.
-¿En verdad eso crees?- preguntó esperanzada
-Por supuesto que sí, como no podría hacerlo si eres la niña más hermosa, inteligente y cariñosa que existe en todo el mundo- exclamé extrañada de que pensara lo contrario.
-Lo dices porque eres mi mamá- señalo con una media sonrisa.
-No, lo digo porque es la verdad- la contradije –Y puedo apostarte a que si en este momento fueras a la escuela, todos los chicos se pelearían por ti y por tu amor- apunté.
-Pero eso solo sería porque soy mitad vampiro; lo que quiere decir que soy muy hermosa antes los ojos humanos y no porque en verdad me amen- replicó con cierta tristeza e irritación.
-Hay algo que tiene que quedarte bien claro Nessie- dije con seriedad –Cuando alguien te ama de verdad, no se va a fijar si eres bonita o si tienes dinero, nada de eso le importará; si alguien- traducido: Jacob –te dice que te ama será únicamente por lo que tienes aquí adentro- puse mi mano sobre el lado izquierdo de su pecho, ahí donde su corazón latía rápidamente- y no por tu apariencia ni tu posición social- Nessie me miraba con los ojos llenos de lagrimas y sin previo aviso se lanzó a mis brazos.
-Muchas gracias mamá, es lo más lindo que me has dicho- susurró con la voz entrecortada por el llanto. De haber podido me hubiera puesto a llorar con ella. Después de todo, nuestra conversación no estaba siendo tan difícil como yo había pensado.
En ese instante un gruñido proveniente del estomago de Nessie interrumpió nuestro bello momento abrazadas.
Lentamente se separó de mí y me miró avergonzada mientras sus mejillas adquirían un tono rosado.
-¿Quieres que te suba algo de comer?- le propuse levantándome de la cama.
-Sí por favor- susurró con timidez.
-Ya regreso- le di un beso en la frente y salí de la habitación.
Llegue en menos de un segundo a la cocina. Abrí el refrigerador y saqué los ingredientes para prepararle unos huevos revueltos y una ensalada de manzana con fresas. También saqué la leche y un poco del pastel de chocolate que tanto le gustaba a mi hija.
Había tres cosas que enloquecían a Nessie: las manzanas, las fresas y por supuesto el chocolate.
Traté de tardarme lo menos posible en preparar su almuerzo. Preparé comida como para dos personas. Puse todo sobre una charola de plata y salí con ella hacia la habitación de Nessie. Al llegar frente a la puerta sostuve la charola con mi mano derecha y con la izquierda giré la perilla para abrirla.
Nessie seguía sentada en su cama con las piernas cruzadas y sobre ellas tenía una pequeña cajita de oro que Edward y yo le regalamos cuando cumplió su primer año.
Era rectangular, medía treinta centímetros de largo por veinte de ancho. En la tapa tenía su nombre grabado con miles de pequeños diamantes y por dentro tenía la misma inscripción en francés que el medallón que le regalé en navidad: “Plus que ma propre vie” “Mas que a mi propia vida”.
En ella guardaba las fotografías que más le gustaban- la mayoría de Jake-el mp3 que Edward le regaló en navidad, al igual que el medallón que le di y finalmente un pequeño objeto el cual ella sostenía en su mano e ignoraba su significado: la pulsera que Jacob le dio y era la versión quileute de un anillo de compromiso.
Cerré la puerta empujándola con el pie. Nessie volteo y me sonrió con timidez. Su estomago volvió a gruñir.
-Un delicioso desayuno para la princesa de esta casa- anuncié caminado hacia ella.
Hizo a un lado su cajita, depositando con mucho cuidado la pulsera dentro de ésta. Coloqué la charola sobre sus piernas. Al ver la gran cantidad de comida empezó a reírse.
-Mami, creo que te equivocaste- señalo riendo –Vas a alimentar a un semi vampiro no a un lobo- agregó señalando la charola de comida. Me uní a sus risas.
- Pero si esta vampirita quiere que su lobo la vea más hermosa tiene que comerse todo lo que su madre le de- apunté con ternura. Inmediatamente empezó a comer.
Me volví a sentar a su lado.
-¿Quieres?- bromeó ofreciéndome un trozo de manzana.
-Gracias cariño pero yo prefiero la sangre- contesté. Esbozó una sonrisa y se metió a la boca la manzana que me ofreció.
-¿Qué hacías con esto?- pregunté tomando las fotografías que tenía esparcidas sobre la cama.
-Recordando- respondió despreocupada.
Empecé a pasar las fotografías, recordando cada uno de esos bellos momentos.
Tenía una de cada miembro de la familia, la de su primer cumpleaños, en la que Alice la disfrazo de princesa- ese día tuvimos que obedecer todas las órdenes que Nessie nos dio y por más absurdas que fueran las cumplimos todas-tenía otra en la que estábamos en Disneyland, Nessie estaba en los brazos de Jake intentando ponerle unas orejas de Mickey Mouse- no pude evitar reírme de la mueca que tenía Jake en el rostro.- Seguí pasando las fotografías hasta ver dos que me conmovieron demasiado.
Una en la que estábamos Edward y yo abrazados, uno frente al otro mirándonos con intenso amor. Y en la otra estaban Jacob y Renesmee en la misma posición; Jake miraba a mi pequeña con suma adoración y ternura, Nessie por su parte lo miraba con amor y cariño.
No había duda que Jacob era el hombre perfecto para ella.
No me di cuenta que Nessie había terminado de comer y me miraba fijamente hasta que habló.
-Esas son mis favoritas- admitió encontrándose con mi mirada
-También las mías, son muy hermosas- reconocí
-Me gustaría tener una relación tan bella como la de ustedes- agregó con una tímida sonrisa mientras tomaba la fotografía en donde estábamos Edward y yo, y la miraba con un brillo inexplicable en los ojos.
-Y la tendrás, mucho antes de lo que tú crees- le prometí acariciando su mejilla.
Lo que dije era más que cierto. Nessie estaba empezando a sentir amor y atracción hacia Jacob y sabía que no faltaba mucho tiempo para que se hicieran novios oficialmente.
Eso me recordó algo que quería preguntarle desde antes que terminara de hablar con Jacob. Y aunque me daba un poco de temor era importante y necesario hacerlo.
-¿Cariño puedo hacerte una pregunta?- inquirí con cautela
-Claro que sí mamá- contestó levantando la vista.
Me aclaré la garganta para que mi voz no se quebrara a causa del nerviosismo.
-¿Por qué le preguntaste a Jacob si te deseaba?- conseguí que mi voz se escuchara con perfecta claridad.
Nessie me miró completamente horrorizada y por un momento dejo de respirar. No se esperaba esa pregunta.
-No tengas miedo Nessie, no voy a juzgarte, solo tengo curiosidad- agregué encogiendo los hombros- ¿Tu ves a Jacob de ese modo?- insistí de modo insinuante.
Nessie no contestaba, lo único que hacía era ponerse de mil colores y retorcer los dedos en la cinta del short de su pijama.
-Cielo sabes que puedes decírmelo- la animé posando mi mano sobre las suyas para que dejara de moverlas.
-Es que yo…..- vaciló mirándome de reojo –Sí, me gustaría que Jacob fuera el primer y único hombre con el que esté en….bueno….ya sabes- respondió con mucha vergüenza –Peor no sé si estoy lista para eso-admitió mordiéndose el labio nerviosamente –Además tengo la sensación de que nuestro deseo no es más que producto de la imprimación.
-No debes sentir vergüenza cariño, esto es natural y si aun no estas lista simplemente no lo hagas, nadie tiene que presionarte a hacer algo que no quieras- le expliqué intentando parecer tranquila, aunque en el fondo estaba igual o mas nerviosa que Renesmee.-Y por otro lado la imprimación no tiene nada que ver con el deseo sexual.
-¿Y como sabes cuando ya estás lista?- preguntó con interés.
-Es difícil de explicar, pero yo creo que es cuando estas segura de que él te ama tanto como tú a él y sabes que nunca te haría daño. Debes confiar ciegamente en esa persona porque te vas a entregar en cuerpo y alma- contesté lo más sincera posible- ¿Tu te sientes así?
-Amo a Jake y todo el tiempo pienso en él pero –suspiró –Aun no me siento tan convencida de dar ese paso tan importante para mí; quiero que sea algo inolvidable y mágico- su voz sonaba ilusionada - y que no sea por un tonto impulso hormonal y que termine arrepintiéndome- agrego con tristeza
-Entonces lo único que tienes que hacer es esperar y cuando estés lista yo estaré ahí para apoyarte- le prometí besando su mejilla.
-Gracias, eres la mejor mamá que existe- exclamó abrazándome de la cintura y apoyando su cabeza en mí pecho.
Después de eso, nuestra conversación tomó un rumbo más tranquilo. Hablamos de los viajes que hasta ahora habíamos hecho. Volvió a pedirme que la dejáramos ir al colegio, a lo que tuve que negarme una vez más. También me pidió que volviera a contarle todo lo que Edward y yo tuvimos que pasar durante nuestro noviazgo.
De pronto el teléfono empezó a sonar, provocando que Nessie se sobresaltara. Y al darse cuanta del por qué empezó a reírse. Se estiró a la derecha y tomó el auricular que estaba en la mesita de noche.
-¿Diga?
-¡Nessie cariño! ¿Cómo estas?- era Edward.
-Muy bien papi, ¿Y tú?- preguntó Nessie con entusiasmo.
-Aterrorizado- contestó con un tono de broma.
-¿Por qué?- Nessie hizo un gesto de confusión.
-Porque estoy en el centro comercial con la loquita de tu tía Alice y no hace más que atormentarme con sus compras- respondió con falsa molestia. Al otro lado se escuchó un golpe sordo y luego un quejido de Edward, seguido de la inconfundible risa de Alice.
-Oye tranquila- exclamó Edward riendo.
-Siento mucho que te estén torturando tanto papi- se disculpó Nessie entre ligeras risitas.
-No te preocupes cariño, ¿Podrías pasarme a tu madre?
-Claro- me entregó el auricular mientras se reía.
-¿Qué pasa Edward?- pregunté en cuanto puse el teléfono en mi oreja.
-Queríamos saber si ya podemos volver- repuso con un toque de suplica.
Miré a Nessie preguntándole con la mirada si ya podían regresar. Ella asintió
-Sí , ya pueden hacerlo, ¿pero por que quieren hacerlo tan pronto?- inquirí un tanto confundida ya que no tenía mucho tiempo que habían salido.
-¿Pronto? ¿Amor ya viste la hora?- de inmediato voltee a ver el reloj digital de Nessie. ¡Oh cielos! Era muy tarde, no podía creer que se nos hubiera ido el tiempo tan rápido y se me hacía increíble que no me hubiera dado cuenta que el cielo estaba muy oscuro-Pasan de las nueve, hemos estado todo el día afuera- se quejó
-Lo siento Edward, se nos fueron volando las horas- me justifiqué con una risita nerviosa.
-Está bien, ya vamos para allá- después de eso colgó.
Nessie y yo nos miramos con complicidad y después nos soltamos a reír.
-Ups, creo que papá se enojo- masculló entre risas a las cuales yo acompañe.
Me aclaré la garganta una vez. Había algo más que tenía que decirle a Nessie antes de que llegaran los demás
-Nessie, mañana regresamos a New Hampshire- le anuncié cautelosa esperando que no reaccionara tan mal.
-¡¿Mañana?!- exclamó -¿Por qué tan pronto?- estaba muy molesta.
-Cariño ya pasaron las dos semanas que íbamos a estar aquí, yo tengo que regresar a la universidad- le expliqué con ternura.
-¡Tú, pero yo no!- gritó levantándose de un brinco -¿por qué no puedo quedarme aquí en Forks?- protestó furiosa.
-No quiero estar lejos de ti, no ahora que te desmayaste- dije con voz suplicante, aunque tenía otro motivo: no quería estar lejos de ella cuando tal vez muy pronto me dejaría para estar con Jacob.
-Pero mamá…..
Levanté la mano para hacerla callar.
-No está en discusión- contesté con severidad. –Mañana nos regresamos a New Hampshire- Nessie cruzó los brazos y desvió la mirada con mucha molestia.
En ese instante escuché el motor de tres coches acercándose; el Mercedes, el Volvo y el BMW.
La entusiasmada voz de Alice empezó a retumbar por toda la casa en cuanto entraron.
-¿Puedes dejar el escudo esta noche?- preguntó Nessie con voz fría.
-Claro que sí- afirmé entristecida. No me gustaba que Nessie se molestara conmigo y menos que me hablara de esa manera.
De repente la puerta se abrió de golpe. Eran Alice y Rosalie, cargadas de miles de bolsas con las compras que hicieron.
-Nessie mira lo que te trajimos- exclamó Alice mostrándole las bolsas.
La mirada de Renesmee se iluminó de felicidad. En ese aspecto, mi hija era como una chica normal de diecisiete años. Si algo podía animarla en un mal día eran las compras. Alice y Rosalie entraron hasta quedar junto a Nessie.
-Mira lo que te traje princesa- anunció Rose sacando de una bolsa roja una enorme caja de los chocolates favoritos de Renesmee.
-¡Ay tía muchas gracias!- gritó Nessie lanzándose a los brazos de Rosalie.
-Lo que sea para la princesa de esta casa- contestó entre risas.
-Bella, Carlisle quiere hablar contigo- me avisó Alice con un extraño tono de preocupación en su voz.
Sin pensarlo dos veces salí de la habitación. Dejando a las chicas abriendo las bolsas de las compras.
Había llegado la hora de saber que era lo que le pasaba a mi hija, aunque en el fondo sentía mucho miedo de que fuera algo grave. No quería que le pasara nada malo mi niña, no podría soportarlo de ser así. Bajé lo más rápido que pude. Me urgía saber lo que tenía Nessie.
Al llegar abajo, Edward estaba hablando en voz muy baja con Carlisle y Jasper en la entrada de la casa.
-¿Cómo crees que lo tome, Carlisle?- preguntó Edward muy preocupado.
- Espero que bien, pero es su madre y no creo tome bien la noticia, de cualquier forma Jasper va a estar aquí para ayudarnos- contestó Carlisle mirando a Jasper, el cual asintió con rapidez.
Esto no podía ser verdad. Las palabras de Carlisle me confirmaban todo, mi hija estaba muy grave.
-¿Carlisle, que es lo que pasa?- inquirí lo más tranquila posible mientras me acercaba a ellos. Pero en mi interior sentía una gran angustia, la misma que Jasper sintió en el momento que hice acto de presencia, ya que empezó a mandarme oleadas de tranquilidad.
Edward llagó a mi lado rodeando mi cintura con su brazo y dándome un tierno beso en los labios.
-¿Carlisle?- insistí acercándome un poco más a él.
-Bella, es mejor que te sientes- dijo estirando su mano invitándome a sentar.
-Carlisle, dímelo sin rodeos, quiero saber la verdad- le exigí casi gritándole de desesperación. Ahora entendía lo que Nessie debió haber sentido cuando supo que le ocultábamos algo “por su bien”.
Jasper volvió a tranquilizarme, pero solo conseguía ponerme más ansiosa.
-Nessie está enferma del corazón y en cualquier momento puede morir- En ese momento el tiempo se paró. Los oídos empezaron a zumbarme provocando que no pudiera escuchar nada de lo que me decían.
¡No era posible!, No, no, no, me negaba a creerlo.
¡Nessie no podía morir!
Una serie de sentimientos llenaron todo mi ser. Eran tantos que ni siquiera Jasper pudo controlarlos. Y en parte lo agradecía, no quería sentir la falsa tranquilidad que él me emitía.
Mi mente estaba fuera de este mundo. A lo lejos escuchaba A Edward y Carlisle hablarme pero sus palabras se perdían con el zumbido de mis oídos. Todos mis sentidos habían desaparecido, no veía ni escuchaba nada, lo único que sentía era un inmenso dolor que oprimía mi pecho. Una parte de mi alma había sido arrancada al escuchar las peores palabras pronunciadas en mi vida “Y en cualquier momento puede morir”. No iba a permitir que mi pequeña muriera, eso estaba claro, así tuviera que dar mi “vida” para ello. Haría hasta lo imposible para que Renesmee viviera por siempre, recorrería el mundo entero si fuera necesario.
¿Pero y si solo era un juego y Carlisle se había equivocado?, él era el mejor medico que he conocido, pero cualquiera podría tener un error. Además todos son muy buenos actores como para engañarme de esa manera. Sí eso TIENE que ser. Aunque por otro lado esto era un tema serio como para tomárselo a juego.
Intentaba engañarme a mí misma, pero ni eso podía hacer. Estaba consciente de la realidad pero me negaba rotundamente a creerlo.
Cuando regrese a la realidad, una risa histérica empezó a salir de mi garganta. Los tres me miraban como si estuviera loca. Y si lo estaba pero de dolor.
-¿Es una broma verdad?- pregunté entre risas y con un tono de suplica asomándose en mi voz.
-Lamentablemente no Bella, Nessie está muy enferma- aseguró Carlisle con angustia.
-¿Pero como? ¿Por qué ella? ¿Por qué ahora?- inquirí sollozando. Edward me abrazó acunando mi cabeza en su pecho.
-Te lo voy a explicar lo mejor que pueda Bella, pero necesito que estés tranquila ¿de acuerdo?- a pesar de que sabía que no iba a poder hacerlo, me obligué a mirarlo y asentir. Carlisle suspiró y Jasper volvió a trabajar en mí.
- Nessie estuvo a punto de sufrir un paro cardiaco- jadeé llevándome una mano a la boca.
-¿Pero por qué?, ella siempre fue una niña muy sana- gimoteé
-la única teoría que tengo es que Nessie de forma inconsciente se lo provocó- lo mire con gran confusión –Lo que sucede es que el corazón de Renesmee al ser al de un humano normal, no soporta todas las actividades que ella hace, como correr a gran velocidad o emplear la fuerza sobrehumana que posee; este tipo de actividades son las que la han debilitado y si a eso le agregamos todo lo que ha pasado en los últimos días es mucho peor; en este momento su corazón es como el de una persona de aproximadamente setenta años- me explicó con agonía.
-¿Cómo es eso posible? Si solo tiene cinco años- exigí con desesperación, lo que decía no tenía ningún sentido para mí.
-En realidad eso fue culpa mía- lo miré totalmente confundida –Cuando supe que su crecimiento era acelerado, debí poner más atención en su organismo; yo pensé que lo único que crecería a tal rapidez sería su cuerpo, nunca me detuve a pensar que su corazón también maduraría a esa velocidad, pero como vuelvo a repetirte las actividades que hace cotidianamente han ayudado a que la madurez de su corazón se acelere más de lo debido- su voz estaba llena de culpabilidad.
-¿Y no puedes hacer nada para detenerlo?- pregunté en voz baja.
-Podría tratarla con medicamentos, solo que no sé como los asimilará su organismo, pero al final solo quedará una cosa por hacer- contestó con el ceño fruncido.
-No Carlisle, ya hablamos de eso y no estoy dispuesto a hacerle eso a mi hija- intervino Edward con gran molestia.
-¿De que hablan?- yo aceptaría cualquier cosa con tal de que mi hija viviera.
-Carlisle piensa que la única salida que tenemos es completar la transformación de Nessie- dijo Edward con la mandíbula tensa.
-NO, me niego rotundamente a esa idea, no dejaré que Nessie pase por eso- exclamé furiosa. Tal vez era egoísta de mi parte pero no permitiría que Renesmee pasara por el dolor que conlleva la conversión a vampiro -¿Qué podemos hacer por ahora?
-Por lo pronto lo más conveniente es que no viaje a New Hampshire con ustedes prefiero que se quede aquí para estar al pendiente de ella- asentí a pesar del inmenso dolor que sentía al tener que dejar a mi hija por tres largos meses. Después de todo ella se saldría con la suya y se quedaría en Forks.
-¿Algo más?- pregunté tratando de controlarme para no gritar de dolor
-Empezaré a administrarle algunos medicamentos para controlar su enfermedad; pero lo más importante es que se lleve impresiones de ningún tipo o de lo contrario podría morir…..- eso hizo que mi dolor se hiciera más fuerte, no podía escuchar esas horribles palabras
-¡NO, MI HIJA NO SE VA A MORIR!- le grité.
Después de eso hice algo que nunca habría hecho de haber estado en mi juicio, empujé a Edward en un acto reflejo para que me soltara y salí disparada de la casa, no sin antes escuchar como Edward se estrellaba contra una de las puertas de cristal, provocando que ésta se hiciera añicos.
Extrañamente no me importó, lo único que quería era salir de ahí, que mi dolor terminara. Quería pensar que todo era un sueño, un muy mal sueño, la peor de las pesadillas. Pero ni eso podía imaginar, no era una opción puesto que yo no dormía.
Corrí sin dirección alguna, no me importaba en absoluto hacia donde me dirigía lo único que me importaba era mi hija, mi Nessie, mi pequeña pateadora, la luz de mis ojos. Al poco tiempo sentí a Edward corriendo detrás de mí.
-Edward, quiero estar sola, por favor vete- murmuré. Supe que me escuchó porque se detuvo y me dejó seguir mi camino.
Tal vez él estaba sufriendo igual o más que yo y también era un poco egoísta de mi parte no querer estar con él para poder consolarnos mutuamente pero yo lo hacía para que no sufriera más de lo que ya lo estaba haciendo en este momento.
Sin darme cuenta había llegado a un claro. No pude más y me dejé caer de rodillas al suelo. En ese momento empezó a llover como nunca lo había hecho. Parecía que el cielo se caía a pedazos, que se estaba desmoronando poco a poco, liberando aquello que tanto mal le hacia. Se escuchaban los truenos en medio de la gran tormenta. Yo me sentía exactamente igual que aquel diluvio.
No me importó en lo más mínimo empaparme hasta los huesos. Ya no podía más, tenía que desahogarme de algún modo y empecé a gritar hasta sentir que mi garganta se desgarraba, al fin de cuentas nadie podría escucharme gracias al ruido que provocaba la tormenta eléctrica.
-¡NOOO! ¿POR QUE? ¿POR QUE? ¿POR QUE MI HIJA?- gritaba dando golpes en el suelo lodoso, en el que dejaba mis puños grabados –NO, NO PUEDE MORIR- me levanté de un salto, necesitaba algo más fuerte para descargar mi furia y el suelo era demasiado blando.
Me fui contra los arboles que había a mi alrededor golpeándolos hasta convertirlos en astillas. Necesitaba sacar el inmenso dolor que quemaba mi interior como un acido. Destrocé cuanto árbol podía. Recordando cada momento que había pasado con Renesmee, su hermosa sonrisa con hoyuelos, sus rizos yendo de un lado para otro cuando corría, sus bellos ojos color chocolate, los pucheros que hacía de pequeña cuando nadie hacía lo que ella quería.
Sentía un espantoso picor en los ojos y aunque no podía llorar, las gotas de lluvia que corrían por mi rostro, remplazaban las lágrimas que no salían de mis ojos.
Siempre pensé que cuando fuera inmortal se acabarían los problemas y mi vida sería perfecta. Pero que caso tenía ser inmortal si la razón de mi vida podía morir en cualquier momento. Sabía que mi comportamiento era egoísta, al no ponerme a pensar en Edward, pero en este momento él no me importaba, todo lo que quería era que mi hija viviera por muchos años más.
Iría hasta el fin del mundo si fuera necesario, con tal de que Nessie estuviera bien. Si pudiera le daría mi “vida”, pero no permitiría que mi pequeña muriera. Pasaría por cualquier cosa, por más desagradable que fuera antes de verla morir poco a poco.
El cielo empezó a aclararse. Ya estaba amaneciendo.
Extrañamente me sentía exhausta y con ganas de dormir. Así que me recosté en el suelo mojado, abrazando mis rodillas. Me estaba desmoronando parte por parte, mi corazón estaba hecho pedazos. Quería que el tiempo se detuviera en ese momento y que mi sufrimiento terminara de una vez por todas.
Cerré los ojos y a pesar de que no podía dormir intente sumirme en el mismo abismo que estuvo Nessie.
Supe que había dejado de llover cuando dejé de sentir las gotas de agua caer sobre mi rostro.
No supe cuanto tiempo pasé hasta que mi celular empezó a sonar. Miré el número antes de contestar. Era Alice
-¿Qué pasa Alice?- mi voz se escuchaba sin vida.
-Bella tienes que regresar, el avión sale en unas horas y si no se van lo perderán- dijo con un tono de comprensión.
-Voy para allá- colgué y guardé el celular en mi bolsillo.
Con extrema lentitud me puse de pie y me eche a correr de regreso a al casa.
Cuando llegué, Edward estaba sentado en las escaleras del porche esperándome. Y en cuanto me vio aparecer entre los árboles vino corriendo hacia mí y me abrazó fuertemente.
-Lo siento Edward- me disculpé con l a voz entrecortada.
-No tienes por qué disculparte mi cielo- aseguró levantando mi mentón para darme un beso lleno de dulzura.
-¿Qué vamos a hacer?- le pregunté con preocupación mirando sus hermosos ojos.
-lo que sea necesario, pero por ahora le pedí a Jacob que se viniera a vivir aquí mientras nosotros no estamos así él y los demás podrán cuidar de Nessie- contestó haciendo un intento de sonreír pero en su mirada podía ver el dolor que todo esto le causaba –También les pedí que hablen con Nahuel para saber si a alguna de sus hermanas les ha pasado lo mismo que a Nessie- agregó con una nota de esperanza.
-¿Ella ya lo sabe?- pregunté en voz baja
-Si, ella escucho lo que gritaste antes de salir corriendo y tuvimos que explicarle lo que pasaba con ella- respondió
-¿Y como lo tomó?
-Demasiado bien para mi gusto- frunció el ceño con molestia –Piensa que deberíamos convertirla cuanto antes y ahorrarnos todo esto.
-No…
-¡Bella! ¿Qué te pasó?- nos interrumpió Alice cuando llegaba a mi lado. Puse os ojos en blanco. Como si no hubiera visto lo que hice en el claro.
-Ven vamos a que te des un baño porque hueles a perro mojado- hizo el intento de bromear pero ella también estaba muy preocupada y no logro que el entusiasmo saliera en su voz.
Mientras me arrastraba al interior pasamos a un lado de la puerta de cristal y hasta el momento que vi mi reflejo me percaté de lo sucia que estaba.
Toda mi ropa había pasado a ser negra, a causa del lodo. El cabello lo tenía revuelto con hojas y ramas de los árboles que había destrozado. Pero lo que más me llamó la atención fue mi mirada; estaba perdida y reflejaba agonía y un gran dolor, parecía que como si no estuviera en este mundo.
Llegamos a la habitación de Alice y empezó a quitarme la ropa con gran rapidez. Después me empujó hacia el interior del baño.
-No tardes - me ordenó cuando cerró la puerta.
Me bañe lo más rápido que pude sin saber realmente lo que hacía, parecía que mi cuerpo estaba siendo manejado por un control remoto, no era conciente de lo que hacia, mi mente solo tenía lugar para una sola cosa o persona en este caso: mi hija.
Salí envuelta con una toalla y empecé a vestirme con lo que Alice había puesto sobre su cama. Ni siquiera me di cuenta de lo que me ponía y tampoco me importaba saber que tan ostentosa era la ropa. Acomodé mi cabello en una cola de caballo y salí disparada al piso de abajo
Todos se encontraban ahí esperándome, incluso Jacob que tenía a Nessie abrazada por los hombros. Su rostro lucía igual o peor que el mío.
-Amor, ya es hora de irnos- anunció Edward en cuanto me vio.
-Jake prométeme que la cuidaras más que a tu vida- le pedí tomándolo de las manos aun sabiendo que era más que obvio que lo haría.
-Ay Bella, claro que lo haré- aseguró entornando los ojos e intentando sonreírme.
-Cuídamela mucho- susurré dándole un abrazo.
- No te preocupes por ella, yo me hago responsable de cualquier cosa que le pase-contestó dándome un beso en la mejilla.
-Nessie cariño, prométeme que harás todo lo que Carlisle te diga, que no desobedecerás sus ordenes- le supliqué acariciado su mejilla.
-Te lo prometo mamá- puso su mano sobre la que yo tenía sobre su mejilla y agregó-“Y no te preocupes por mí, ten por seguro que voy a estar más que bien”- mirando a Jacob de reojo y dedicándome una gran sonrisa cargada de felicidad.
Me despedí de los demás con un simple “Adiós” y salí de la casa con Edward a mi lado. Subimos al Volvo y no pude evitar voltear para ver al rostro lleno de felicidad de Renesmee. Esa sería la expresión que guardaría por los próximos tres meses.
Edward encendió el auto y empezamos a alejarnos de ellos. Una parte de mi ser estaba siendo arrancada para quedarse junto a mi hija.
-Ya verás que todo va a estar bien y cuando menos lo esperes ya estaremos de regreso- dijo Edward llevando una de mis manos hasta sus labios dándole pequeños besos.
-¿Lo prometes?- pregunté con tristeza.
-Lo prometo- contestó inclinándose a mí rozando sus labios con los míos.
No estaba segura de cuanto tiempo tardaría la felicidad en regresar a mi cuerpo, ni cuanto tiempo pasaría para que Nessie se recuperara. Pero de lo que si estaba segura era que en los próximos tres meses que estuviéramos lejos, todo, absolutamente TODO podría cambiar.